Ruta de san Mateo XIV. Gerardo Delgado

La figura de Gerardo Delgado (Olivares, Sevilla 1942) es esencial para el desarrollo de la nueva vanguardia artística sevillana surgida en los años 70-80 del siglo pasado y que tiene como precursores, en el campo de la abstracción, a creadores de la categoría de Juan Suárez, Pepe Soto, José Ramón Sierra, Manolo Salinas y el propio Gerardo Delgado.

La obra que se conserva en la Colección de Arte Contemporáneo de la Universidad de Sevilla lleva por título, Ruta de san Mateo XIV, y que forma parte de una amplia serie. Rutas de san Mateo, está inspirada en el texto bíblico que el evangelista, supuestamente escribió, sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y que el artista sevillano facturó entre los años 2003-2010, siendo ésta la pieza la que culmina el conjunto­­­. La pintura utilizada en toda la serie es, en palabras de su autor, “…de un negro denso, que con distintas calidades y matices pretende representar en catorce estaciones, la profunda unción por la pasión de Bach, una composición que siempre me acompaña”. Aunque hay que matizar que en esta última el color se ha aclarado, apareciendo tonalidades doradas, en referencia al simbolismo del carácter divino adquirido por el Salvador con su martirio y Resurrección.

 

Toda la serie está constituida por un conjunto de trazas reticulares que originan unos módulos, ligeramente rectangulares, que él va a combinar según sus propios esquemas y que a su vez crean una especie de caminos o adarves. Detrás de todo hay un proceso de análisis y reflexión que el artista sevillano somete a la meticulosidad y exactitud del método científico, no olvidemos que Gerardo Delgado es arquitecto y que entre los años 1969-1972 formó parte del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, aunque a veces bien pudiera este, ser fruto de la inspiración, del automatismo o el azar. En cualquier caso, de lo que se trata es de obtener un cierto número de resultados posibles que le permitan seleccionar las opciones óptimas.

El acierto consiste en como la yuxtaposición de la geometría, combinada con el espacio, el ritmo de la composición y las tonalidades cromáticas consiga ofrecer al espectador unas formas geométricas diferentes y nítidas que den la sensación de profundidad tridimensional en una superficie que, como el lienzo, es bidimensional. Se trata de apreciar como los cubos rectangulares que forman la composición sobresalen unos de otros y conforman itinerarios un tanto misteriosos que nos empujan a la reflexión, algo que ya se dejaba ver en las superposiciones de líneas negras utilizadas por Mondrian, pero que aquí queda más realzada por las tonalidades cromáticas doradas.

J.V.G.

 

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