San Ignacio de Loyola

Anónimo
Segunda mitad del siglo XVII
Óleo sobre tabla
Marco: 129,5 x 100,5 cm; Retrato 43 x 34,5 cm
Fecha de la Restauración: Abril-junio 2014
Restauradora: Marta Pertejo Rozas

La zona central de la tabla, sobre la que está pintado el retrato, tiene forma ovalada, siendo su superficie cóncava. Se enmarca sobre una moldura de estilo barroco de gran tamaño, decorada con motivos vegetales y dorada en su totalidad mediante la técnica de dorado al agua y oro fino. Tanto el marco como la parte central ovalada están tallados en una sola pieza, lo que le confiere al soporte una gran estabilidad estructural.

A su vez, la obra se encuentra enmarcada en una moldura posterior también dorada, de inferior calidad y técnica diferente, que indica menor antigüedad. El reverso se halla protegido por tablones de madera de pino que se ensamblan entre sí, mediante el sistema de cola de milano.

Se aprecian algunas pérdidas de poca importancia que nos permiten ver que la tabla se doró entera. En la zona del retrato se estucó encima del oro como capa preparatoria de la pintura al óleo. La capa de preparación presenta buena adhesión entre los estratos, por lo que no es necesario fijar la policromía ya que no había peligro de desprendimiento.

La resina utilizada es natural, de goma laca, extraída de la cochinilla. El barniz aparece oscurecido por la oxidación natural de los aceites que contiene y los factores medioambientales. Presenta acumulación de polvo y suciedad por el paso de los años.

En el marco se observa que existe un descuadre del inglete de la moldura exterior, en el ángulo superior derecho, lo que ocasiona un desplazamiento del tablero que sustenta la moldura. Consecuencia de ello, es que la tabla se encuentra desplazada de la moldura exterior que la sujeta y se ha salido del carril en el que estaba encajada. Así mismo, los listones están descuadrados, ya que el larguero superior soporta todo el peso de la tabla, pues se encuentra anclado a la pared por la única hembrilla que tiene y no por las otras dos que se encuentran en los largueros verticales de la moldura. El marco, por consiguiente, no estaba cumpliendo con su función de sujeción, lo que, sumado al peso de la tabla, hace que la obra sufra peligro de desprendimiento. Se volvió a encajar la tabla dentro del carril de su moldura exterior mediante peso y fuerza controlada.

Se limpió el oro y las zonas que presentaban craquelados, levantamiento, pérdidas y lagunas de éste, se fijaron, estucaron y reintegraron mediante dorado al agua con oro fino de 22 quilates, aplicándose sobre una capa de bol rojo muy flexible que permite obtener un dorado muy liso, brillante y con reflejos.

Finalmente, se le dio a todo el conjunto una capa de insecticida, aplicada con brocha, para prevenir el ataque de xilófagos. El proceso culminó adhiriendo una capa de resina natural de protección.

Durante todo el proceso se dio prioridad a los criterios de reversibilidad, estabilidad de los materiales y se utilizaron técnicas diferenciadas, según las distintas necesidades.

Marta Pertejo Rozas

 

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