En 1910, dos normativas gubernamentales, conceden a las mujeres el derecho a matricularse en las universidades sin la necesidad de tener que pedir permiso al Ministerio para asistir a clase. Además, las licenciadas, pueden presentarse a las oposiciones que convoque el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, lo que les da acceso a la enseñanza en institutos y universidades.
Cecilia García de Cosa, (Sevilla, 1902), debió de formalizar matrícula en la Facultad de Medicina de la Universidad Literaria de Sevilla en el curso 1919-1920, con tan solo dieciséis años. Entre 1923 a 1926, fue nombrada alumna interna numeraria de dicha facultad, convirtiéndose en la numero uno de su promoción.
Consta en una Real Orden del Boletín Oficial de la Provincia de Madrid del lunes 19 de marzo de 1928, que la licenciada en medicina, Cecilia García de Cosa y la doctora Elisa Soriano Fischer —ambas vinculadas a la Residencia de Señoritas de Madrid dirigida por María de Maeztu—, habían aprobado los exámenes para el ingreso en el Cuerpo Médico de la Marina Civil, convocados el 25 de junio de 1927, para tratar de paliar las dificultades con la que se encontraban las compañías navieras para dotar a sus barcos de médicos que cumpliesen con las condiciones reglamentarias, habida cuenta de la escasez de facultativos de dicho Cuerpo en disposición de embarcar. Igualmente se indica, que a todos aquellos que habían superado las oposiciones se les expida el correspondiente título, previo pago de 10 pesetas en metálico. La importancia de este acontecimiento radica en que ambas fueron las primeras mujeres médicos, por oposición, que formaron parte de la Marina Mercante española.
Como tal, realizó dos viajes a Sudamérica, donde conoció a Ramiro de Maeztu, nombrado embajador de España en Buenos Aires por iniciativa del general Primo de Rivera. Al regreso de su segundo viaje, en 1929, fue elegida delegada del Gobierno Español en el Congreso Women’s Medical International Association, celebrado en París en 1929. Se doctoró en Madrid en 1930, defendiendo la Tesis: “Ideas actuales sobre la patogenia y tratamiento hidromineral de la gota”.
Siguió formándose como profesional sanitario y amplió sus estudios en el Instituto Nacional de Higiene. Por concurso-oposición logró ser la primera mujer que ingresaba en el Cuerpo Técnico de la Comisión Central Antipalúdica. Apostó por el estudio, tratamiento y erradicación de determinadas enfermedades endémicas, sobre todo el paludismo, buscando mejorar y dignificar la sanidad y la higiene del medio rural español. Estuvo destinada en lugares como Navalmoral de la Mata, Talavera de la Reina, donde sus estudios la llevaron a publicar una Memoria de la campaña antipalúdica en 1930, o Úbeda, en este último dirigió el Centro Secundario de Higiene Rural, realizando una magnífica campaña contra el paludismo en los pueblos altos de la Sierra de Cazorla.
Su labor en beneficio de la salud e higiene de los pueblos españoles fue reconocida en 1973, recibiendo la Orden Civil de Sanidad, máximo honor, distinción y reconocimiento público a las conductas y servicios relevantes o excepcionales en el ámbito sanitario. Falleció en Algeciras el año de 1985.
JVG
Imagen destacada: Isabel Valle Ayllón