Fábrica de Tabacos de Madrid. José Vivancos

José Vivancos
1990
51 x 70,2 cm
Gouache y acuarela sobre papel Guarro
“JOSÉ VIVANCOS. 1990″

José Vivancos nació en 1950 en Cartagena y realizó sus estudios de arte en la Universidad de Granada. En su obra se destaca una primera etapa geométrica, y otra segunda de vuelta a la figuración, como ocurrió en el arte a nivel general en los años ochenta. Esta obra pertenece a su segunda etapa, en la que se mantiene la influencia de la cultura pop de la que Vivancos tomó ese dinamismo y uso del color. Falleció en 1996, seis años después de realizarla.

En esta pintura se representa la fachada principal de la antigua Fábrica de Tabacos de Madrid, así como la tapia que la rodea y la carretera de enfrente. Se trata de una obra que destaca por el uso de una gama cromática expresiva e intensa, utilizando colores vivos (casi flúor) y jugando con el contraste entre los tonos. La Fábrica de Tabacos de Madrid, representada en tonos naranjas y contorneada en azul, destaca sobre un cielo grisáceo sobre el que se acentúa un trazo amarillo cadmio limón. Todos los elementos de la escena parecen vibrar y rebosan energía, gracias al uso de color y los trazos curvos, que encuadran esta escena en una especie de viñeta enmarcada por un trazo rojo.

La Colección Altadis posee dos pinturas similares a esta, en las que se ilustran la Fábrica de Tabacos de Gijón y la de Alicante.

Durante el Siglo XVIII se habilitaron una serie de inmuebles para la fábrica de productos controlados por los estancos de la Real Hacienda. El edificio que vemos se encuentra en el número 53 de la Calle Embajadores, y se construyó entre 1780 y 1790/92. Fue diseñado por el arquitecto Manuel de Ballina y en un primer momento se utilizó como Fábrica de Aguardientes y Naipes, hasta que en 1809 se estableció como fábrica de tabaco, pues la fabricación del aguardiente fue destinada a la Condesa de Chinchón, así como los naipes se monopolizaron por la industria Heraclio Fournier.

El monopolio del tabaco tenía entonces tres importantes sedes en nuestra península: Cádiz, Sevilla y Alicante, por lo que en la apertura de una nueva fábrica en Madrid ofrecía la posibilidad de una mayor expansión y producción de uno de los productos más solicitados en aquel momento.  Bajo el reinado de José Bonaparte, se contrataron a varias de las cigarreras que por aquel entonces trabajaban en algunos de los talleres clandestinos en los que se liaban cigarrillos.

Al igual que en las fábricas de otras ciudades, entre la que destacan Sevilla, Cádiz o Coruña, las cigarreras madrileñas forman parte de la historia de su ciudad, pero también de la lucha sindical de nuestro país, siendo las cigarreras el gremio en el que las mujeres han logrado más avances para las trabajadoras. La factoría siguió abierta hasta el año 2000, siendo una de las más destacadas en la península. En la actualidad, la Tabacalera de Madrid funciona como Centro sociocultural, adscrito al Ministerio de Cultura y Patrimonio Histórico y declarado Bien de Interés Cultural en 1977.

Luna Fernández Muñoz

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