Las pinturas del Retablo de los santos Cosme y Damián

En 1655, el médico Tiberio Damián, fue nombrado Cirujano Mayor del llamado Hospital del Cardenal. Al año siguiente contrató con el maestro entallador Martín Moreno, la realización de un retablo dedicados a los santos médicos Cosme y Damián para ubicarlo en la iglesia de la Anunciación, donde la Compañía le había concedido un espacio para su enterramiento. Las esculturas se encargaron a Juan Pérez Crespo, mientras que para la ejecución del programa pictórico se eligió a Alonso de Zamora y Toro. El importe total del mismo ascendió a más de seis mil ducados. Con las reformas llevadas a cabo por el entonces canónigo de la catedral sevillana, Manuel López Cepero, entre 1836 y 1842 el retablo se desmontó, conservándose únicamente las dos tallas del maestro lorquino y cuatro lienzos del pintor.

 

Por exigencias del señor Doctor, el contrato otorgado a Alonso de Zamora especificaba: “… que el lienzo principal que viene en medio del segundo cuerpo del dicho retablo, sobre la caja principal” (esté) “pintada la imagen de Nuestra Señora del Sagrario de Toledo”. Además, se comprometió a pintar en el “sotabanco del dicho retablo las armas del dicho señor Doctor, que son dos escudos con las dichas armas” y en “el remate de la traza un Dios padre de medio cuerpo con sus resplandores”. “… en el segundo cuerpo del dicho retablo a los dos lados de la dicha imagen de Nuestra Señora he de pintar dos cabezas” (…) “… he de pintar asimismo a los dos lados de la caja principal, en las calles las historias o milagros que en ella se me señalaren que pinte” (…) “… asimismo me obligo de pintar y estofar y encarnar los dichos dos santos (…) y de dorar todo el dicho retablo de oro bruñido de muy buen color”. (…) “… me obligo de dar hecha y acabada en 4 o 5 meses que comienzan a correr desde primero día del mes de mayo deste año y se cumplirán en fin de septiembre del y por la manifactura y oro y por toda la demás de pintura y todo lo demás el dicho doctor me ha de dar 5000 reales de vellón, 2 de mayo de 1656”[1].

Las pinturas de Alonso de Zamora y Toro, aunque no de gran calidad técnica, son interesantes para poder conocer el estado original de la iglesia jesuita. Las cuatro escenas sobre la vida y martirios de los santos médicos que se conservan en la capilla de la universidad son: La flagelación de los santos Cosme y Damián; el milagro de san Cosme y san Damián; Un ángel conforta a los santos Cosme y Damián presos y por último san Cosme y san Damián en la hoguera. De ellos, el episodio más destacado es el llamado milagro de los santos, que relata la amputación y trasplante de una pierna a un sacristán, debido a la gangrena, por otra sana perteneciente a un criado negro fallecido días antes.

En la actualidad, el Secretariado de Patrimonio Histórico-artístico de la Universidad está estudiando si un lienzo de Dios Padre, que se halla sobre el dintel de una puerta interior del rectorado, pudiera ser la del remate del retablo y que se correspondería con la que se menciona en el contrato cómo: “… un Dios padre de medio cuerpo con sus resplandores”.

JVG

[1] Sobre la contratación del retablo de san Cosme y san Damián por Tiberio Damián, ver: Pintores y doradores de Sevilla 1650 a 1699 de Duncan T. Kinkead. 2007

 

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