Maria Teresa Salazar Bermúdez

Nacida en Villanueva del Ariscal, posiblemente en 1903, la doctora Salazar Bermúdez, es una de las mujeres que peor trato laboral recibieron durante la época franquista, al negársele sistemáticamente su más que merecido acceso a la Cátedra de Química Física.

Finalizó el bachillerato en el instituto de Sevilla, hoy Instituto san Isidoro de Sevilla, en 1924. Consuelo Flecha nos dice que: “…por la Facultad de Ciencias sevillana pasaron cincuenta y una mujeres en las tres primeras décadas (del siglo XX), de las que solo nos consta que terminaron cuatro estudiantes: Isabel Ovín, Mª Teresa Salazar Bermúdez, Pilar Cano Villegas y Mª de las Nieves Gómez Terrón.”

Su paso por la Hispalense debió de ser efímero, pues desde 1926 a 1930, aparece reseñada en la Memoria de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigación Científica (JAE), como una de las diecisiete mujeres ayudantes del Laboratorio de Investigaciones Físicas, formando parte de la sección de Química-Física, Electroquímica y Electroanálisis, dirigido por el Dr. Enrique Moles. Colaboración muy fructífera para Mª Teresa que perduraría en los años 30 en el Instituto Nacional de Física y Química (INFQ), de 1931 a 1935, y que le llevó a firmar cuatro artículos en colaboración con su maestro. Mientras tanto, en diciembre de 1931, defendió su tesis, Nueva revisión de la densidad normal del gas óxido de Carbono, obteniendo el premio extraordinario de doctorado. Solicitó su título de doctora en septiembre de 1932, pero no consta en el registro de la facultad que lo recogiese.

Fue profesora auxiliar, por examen, de la Universidad de Madrid en la Facultad de Ciencia, desde enero de 1930, adscrita a la sección de Química-Física, con cuatro años de validez y con un sueldo de 3000 pesetas al año que fue prorrogado por otros cuatro en 1933.

En el INFQ, conocido como Instituto Rockefeller, trabajó junto al Dr. Moles en el campo de la revisión de los pesos atómicos. Para completar su formación la JAE le concedió un pensionado de un año, 1934 a 1935, en París. Allí pretendía profundizar en la Estructura del Núcleo Atómico, asistiendo al Instituto del Radio, dirigido por Marie Curie, pero en julio de ese mismo año muere la científica polaca y modifica su destino al Laboratoire de Chimie Physique Appliquée de la Universidad de París, trabajando con el profesor Audubert en las Variaciones de la Tensión Superficial en las materias colorantes.

La guerra truncó su carrera como científica, y tras el final de la contienda bélica, una Orden de 25 de abril de 1940 le reintegra: “…el goce de los derechos que pudieran corresponderle, sin imposición de sanción, como becaria del INFQ.” A partir de este año y hasta 1943, se presentó a todas las plazas de catedrática de Química-Física que se convocaban en ciudades españolas, Valencia, Sevilla, Murcia, Valladolid, Madrid, Zaragoza, topándose con la férrea guardia franquista formada por profesores como Antonio Ríus Miró, Octavio Rafael Foz Gazulla, Ángel Santos Ruiz o José María González Barredo, siendo en cada una de ellas eliminada por valoraciones negativas que tenían que ver con sus trabajos hechos en colaboración, lo que denotaba una enorme falta de iniciativa; su vinculación con el profesor Moles, encarcelado por su colaboración con el gobierno republicano o por razones concernientes con su condición de mujer. Luchó, recurrió resultados y recusó a miembros de los tribunales. No sirvió de nada.

En 1949 gana por oposición la plaza de profesora adjunta de Estructura Atómica Molecular y Espectrografía de la Universidad de Madrid, puesto que ocupó hasta 1957. En enero de 1972 se jubiló como Jefa del Laboratorio de Química General de la Universidad Complutense, falleciendo en Madrid en 1982.

JVG

 

Imagen destacada: Isabel Valle Ayllón

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