[vc_row css_animation=»» row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»full_width» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern»][vc_column][vc_column_text]Para conmemorar el 450 aniversario del nacimiento del escultor Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real 1568-1649), el Museo de Bellas Artes de Sevilla ha organizado la exposición “Montañés, maestro de maestros”, con 57 piezas que son de lo mejor que el imaginero alcalaíno facturó en Andalucía. La Universidad de Sevilla ha participado en la muestra cediendo las esculturas de candelero de los santos jesuitas, Ignacio de Loyola y Francisco de Borja, realizadas en 1610 y 1624 respectivamente.
Estas imágenes fueron muy aplaudidas en los cenáculos y tertulias de principios del siglo XVII por el realismo místico y espiritual que desprenden sus rostros y que se ve acrecentado por la policromía mate que le otorgó Francisco Pacheco, llegando a ser consideradas como vera effigies. No en vano sabemos por el manuscrito del jesuita Pedro de Ribadeneyra que el padre Ignacio no gustaba de ser retratado: “(…) se enojaba mucho y no lo consentía”, por ello nunca nadie se atrevió a pedirle que posara. No fue hasta 1556, fecha de su óbito, cuando se realizó un vaciado de su rostro en Roma a partir del cual se realizaron otros. Francisco Pacheco dice al respecto: “(…) yo alcancé uno de yeso que, por lo menos, conserva la verdadera forma de los perfiles y todos cuantos hay se parecen a este”.
Imagen destacada:
Cortesía del Museo de Bellas Artes de Sevilla, fotografía de Pepe Morón
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